website tracking
Los Rascadores: Algunas lecciones aprendidas en Las Vegas

jueves, diciembre 07, 2017

Algunas lecciones aprendidas en Las Vegas



Si se deja de lado la cuestión extradeportiva (que no es poca), el Campeonato del Mundo de Las Vegas ha sido extraordinario en muchos sentidos. Hay algo especial cuando compiten a la vez hombres y mujeres, y más si se pueden hacer algunas pruebas de forma simultánea en la bolera. A nivel de calendario y duración se hace muy largo y bastante pesado, pero tiene sus ventajas.

Sin duda alguna, la clave del torneo ha sido el patrón de aceite. Muy, muy difícil. Se escogió un Beijing de 39 pies y los resultados, el sufrimiento de los jugadores y la desesperación por momentos de algunas estrellas lo dice todo. Quizás la imagen más clara ha sido que cuatro de los zurdos dominadores en los últimos tiempos, con cuatro estilos de juego muy diferentes (Butturff, Fach, Boi y Svensson) ni se han metido en el top 24, cuando al inicio eran de los máximos favoritos. O que la selección sueca se vaya de vacío y la coreana con apenas una medalla en la prueba de equipos de las mujeres.

EL PATRÓN. Corto, impredecible, durísimo. Subía muy pronto o no subía nada. Si el swing no era sueltísimo, reaccionaba enseguida. Si no le dabas caña, se colaba. El uretano no era para nada la respuesta. Era una cuestión de enorme paciencia, tranquilidad, de evitar zonas demasiado agresivas y peligrosas. De saber llevar partidas bajas sin desesperarte. Hay pocos jugadores más pacientes y más fríos que François Lavoie, el ganador del Máster.

Uno de los efectos, seguramente inesperados, de ese patrón tan complicado es que el mejor jugador del torneo (en hombres) ha sido indiscutiblemente Wu Hao-Ming, de China-Taipei. Hizo el primero 300, entró tercero a la final de individuales y acabó como medalla de plata. Fue quinto en parejas, a solo 22 bolos de las medallas. Plata en Tripletas. Plata en equipos. Oro en el all Events a 2017 de promedio. Y llegó a cuartos de final en el Máster, y sólo Andrés Gómez logró derrotarlo. Un mundial brutal, histórico.


Lo inesperado es que Wu Hao-Ming es helicóptero, spinner. Y con una técnica y un estilo que recuerda mucho al gran Cheng Ming Yang, que logró otro fantástico resultado en Reno en 1995. ha pasado por encima de los demás.

Los spinner tuvieron momento de gloria hace dos décadas, a finales de los 90 y principios del siglo XXI. China era la gran exportadora pero otros países de la zona se sumaron y flirtearon con la ida. La evolución de patrones y sobre todo de bolas hizo desistir a casi todos. Jugar con bolas de 10 y 11 libras y con un estilo tan brutal que castiga las articulaciones no es en absoluto fácil. Sirve y mucho cuando los aceitados son extremadamente difíciles (aunque no con los súper cortos), pero tiene límites. Los spinner ponen 205, 210 e incluso 217 de promedio, como hemos visto. Pero no pueden mantener el ritmo y competir con la pegada de las bolas modernas cuando es fácil y hacen falta 230’s y 240’s de media para ganar.

La combinación de patrón dificilísimo y victoria spinner generó muchas reacciones en Las Vegas. Algunos, como Mark Baker, veterano entrenador y coach asistente de EEUU, nunca los había visto en persona y dijo que era lo más impactante para él de toda la competición. Otros jugadores, mucho más displicentes, han escrito en sus redes sociales o comentado desde detrás que era una vergüenza, un fracaso de nuestro deporte, un error y una pésima. Otros, con mucho menos juicio, han calificado el estilo de tirar al 1 con la misma bola y darle por donde sea.

Despreciar un estilo que se ha llevado tantas medallas es absurdo. Es una técnica muy depurada, un estilo muy cuidado y rico en su variedad, y aunque personalmente yo no lo disfrute, es absurdo minusvalorarlo.



LA FORMA FÍSICA. Más cosas. En este mundial se ha visto que el estado físico es, cada vez más, indispensable. La evolución en los últimos 15 años es más que evidente. La era de los jugadores menos en forma ha llegado a su fin. Quedan superclases, desde luego, desde Stuart Williams a Wes Mallott, pero son una minoría.

En el gimnasio del South Point Casino se veía cada día a jugadores y selecciones enteras. Una seguimiento de las cuentas de Instagram permite ver que un buen número pasa cada día por las pesas y hace cardio. Shannon O’Keefe, como decíamos, salió en el WSJ por su rutina diaria. Amleto Monacelli es leyenda por cómo se cuida. Otro veterano increíble, como Ron Mohr, dominador del circuito senior y gran vencedor del último Mundial Senior en Múnich hace cada día cientos de flexiones y sentadillas. Osku Palermaa, que hace nada estaba fuera de peso, tiene un físico que no se le veía desde los 23 años. Necesario para jugar a dos manos, para ser competitivo o dominante a partir de cierta edad o para determinados tipos de soltados, con movimientos de hombro, codo y muñeca muy exigente y releases que piden a gritos rodadas hacia adelante y menos laterales.

Para jugar determinados patrones es básico. La velocidad y las revoluciones han superado a la precisión. En los 80 y 90, incluso los grandes rascadores tenían márgenes pequeños. Hoy, no. Sale a cuenta a medio y largo plazo darle con todo y perder puntería. Y es fundamental la versatilidad. Casi todos los jóvenes, desde los más potentes a los más normales, comienzan serias por la derecha incluso con uretanos y acaban si hace falta volando la bola por encima del carril hasta pasadas las flechas. Los chavales que llegan son bestias, gente de 1,80 y de 1,90, de vientre plano y brazos como piernas. Vamos, como en la mayoría de deportes olímpicos.

LA REVOLUCIÓN DE LA INFORMACIÓN. El acceso a los contenidos y la información y la formación lo ha cambiado todo. Lo hemos comentado estos días. Antes sólo una súper estrella de talla mundial (Amleto, Mika, Belmonte) podía tener éxito en la PBA. Ahora, los del resto del mundo empiezan a ser mayoría en las finales televisadas. Y gente joven. Eso sólo es posible por la democratización del conocimiento.

La información sobre bolas y aceitados está en internet. Ya hay un número de entrenadores formados en Asia, Europa y América Latina. Desplazarse y competir es proporcionalmente más barato que antaño. La hegemonía es norteamericana por volumen, sobre todo en hombres, pero mirad los resultados (especialmente en la dominación asiática en mujeres). Tener entrenadores o escuelas marca la diferencia. Colombia o Venezuela tienen mejor jugadores y licencias que España, y miren resultados.

ÁNGULOS Y LÍNEAS. El futuro, pero muy claramente el presente, es de quien entienda los ángulos, las líneas y lo que hace su bola. Antes una parte importante se fiaba a las habilidades físicas que llevaban a la repetición. Ahora que las bolas destrozan los patrones y que las transiciones son rapidísimas y demoledoras, sólo quienes saben leer una reacción, entender el movimiento y escoger líneas y ajustes rápidos puede sobrevivir.
Si te acostumbras a jugar en patrones siempre del mismo corte (como ocurre a nivel nacional, por ejemplo en España) y a transiciones muy elementales, cuando sales, lloras. El esquema mental de un jugador poco curtido fuera (nos) dice que si estabas en una zona buena, y se empieza a colar es porque está más seca y te tienes que ir un poco a la izquierda, quizás uno o dos o tres listones. Esto no funciona así, ya no y no siempre. Hay ajustes más contraintuitivos que implican más o menos axis, moverse flechas y no listones, cambiar salvajemente los ángulos, adelantar o retrasar el break-point, usar materiales poco frecuentes (como uretano), poner la bola mucho más dentro de la pista, subir la velocidad notablemente, etc. Para ser un jugón, hoy, tienes que dominar la pista entera, de lado a lado y de izquierda a derecha. O llamarte Norm Duke.



BALL REPS. Algo curioso en este mundial ha sido ver como muchos de los jugadores, de las estrellas, no miraban siquiera a sus entrenadores de selección en busca de consejo, sino a sus ball-reps, a los expertos que cada marca tiene normalmente en el Tour de la PBA y algunos de los cuales (sobre todo de Storm, como Tim Mack, Dell Ballard, etc) estaban en Las Vegas. Conocen como nadie las bolas, lo que hacen y pueden hacer. E instantáneamente y sin dudar descartan y aconsejan. Y los jugadores tienen fe, casi ciega, en ellos. Por buenos que sean y títulos que acumulen.

CAMBIOS. El futuro es de los valientes. Hasta que no se descarten ideas obsoletas no habrá nada que hacer. No existe el concepto de “esta bola es la que me da seguridad”,  “es que mi zona de juego natural ex xxxx”, mi “mejor tiro es xxxx”. Nada, niente, rien. No existe. Hay que tener todo tipo de bolas en el arsenal (plástico, uretano, reactivas, simétricas, asimétricas, brillantes, mates, perladas. Muchos tipos de taladro. Hay que tener abralones y usarlos sin miedo. Etcétera, etcétera. Ya no son una frivolidad, una extravagancia o algo siquiera que separe a la élite de la mayoría. Es parte normal del juego, como tener zapatos, muñequera el que la use o taladros a medida de la mano.

MENTAL GAME. Igualmente, lo que sigue siendo factor determinante para distinguir a los que ganan de los demás es el juego mental. Lavoie es quizás la referencia. Martin Larsen, también. Han pasado momentos muy complicados, y a uno le fue bien y al otro no. Pero son pacientes, perseverantes. Tommy Jones: incomodísimo todo el tiempo pero infalible en los cierres, dándole la medalla de oro a EEUU en parejas y en equipos sin vacilar. Comprenden el juego y su cara menos amable. Saben templar, no se obsesionan. El juego mental es crítico y es el que menos trabajan los jugadores. Hay que leer, estudiar, prepararse con especialistas. Sobre todo si hay dificultades cuando cambias de entorno. Y créanme que lo sé bien.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, gran crónica.

Bira Teodoro dijo...

Lo mismo sucedió con el campeón mundial Wang Hongbo en la Copa Mundial de 2016, en Shanghai, China.
www.qubicaamf.com/qubicaamf-bowling-world-cup/shanghai-china