El "two hander" sueco Jesper Svensson, había obtenido la primera plaza en la defensa de posición, luego de haber hecho un round robin de lujo, con 300 incluido. A mucha distancia, se habían clasificado el Esloveno Anze Grabrijan, el alemán Falco Gutsche y el griego Krisinis Vagelis.
Ahora viene lo bueno: en la final Svensson se enfrenta al esloveno y enseguida le muestra sus credenciales: un 256 para empezar a dejar las cosas claras. Se trata de una final al mejor de dos partidas y el esloveno puso una partida decente de 206. Cincuenta bolos para remontar, contra un tio en racha, parecía difícil.
Y se le hizo el milagro: en la segunda partida Grabrijan no se amilanó y puso contra las cuerdas al sueco. Terminó primero el esloveno con 246. A pesar de ello, Svensson lo tenía en sus manos, con doble y tres en el cierre le bastaba. Y que pasó ? puso el primero, puso el segundo y luego lo que nadie esperaba: falta. Victoria agónica del esloveno, cuando por su cabeza probablemente eso era lo último que pasaba.
Cuando me lo contaba, me acordé de mi amigo Patrick Allen:
Perdió por dos bolos. desconsuelo sueco y alegría en Liubliana.
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