Ladrillazo

En los últimos días, un intenso debate prolifera por la (pequeña) Red virtual de bolos española. En el centro de la discusión, el Florentino Carrera 2009, en el que, a diferencia de los años anteriores, las pistas estaban fáciles y se han logrado series históricas.

Sin embargo, podríamos remontar el debate un poco más y hacer referencia a Guillermo Berganza, del Club Bowling Logroño, quien escribió una interesante reflexión sobre el material de bowling en un contexto amplio. Su tesis en sencilla: lo que más importa en este deporte es hacerlo técnicamente bien, y no el material.

La reflexión era y es oportuna, pues se junta con varios hechos concretos: Jochi jugó a 219 la final de la Copa del Rey con una bola de 13 libras de la bolera y, en la PBA, se han jugado dos torneo s muy singulares. Uno en el que sólo se usaban bolas de plástico y otro, el bien llamado Ethonic Marathon, en el que se disputaban 54 partidas en seis patrones diferentes . Aunque no pasa de anécdota, la idea del creador del torneo de bola de remate , Tom Clarck, era precisamente ver quién se impondría en una teórica igualdad de condiciones. Y el siguiente para ver quién es el más versatil del Tour.

Guillermo se pregunta también si "No estaremos inmersos en el engaño, tanto los jugadores como los vendedores, respecto de los que nos dicen que es necesario un buen material para poder llegar a jugar bien a esto? Sinceramente , creo que no es tan necesario invertir nuestro dinero en bolas como en unas buenas clases de formación técnica.

Personalmente, comparto la mayor: es mejor invertir en clases de formación técnica que en bolas. Pero no comparto la idea de que nos engañamos al pensar que es necesario buen material para jugar a esto.

Wes Mallott, que no quiso jugar el torneo de las bolas de remate, lo dijo bien claro hace unos días: ¿a alguien se le ocurriría hacer jugar un torneo de golf a Tiger Woods con un drive de madera de los años 60? ¿O a Federer un Open USA con una raqueta como la de Bjorg? Por su puesto que no. Es cierto que el material de bowling ha evolucionado tanto y tan salvajemente que ha revolucionado desde sus cimientos el juego. Pero es lo que hay. Malott lo sabe, y cuando se trataba de elegir el material adecuado y cambiar el estilo para seis patrones en pocos días, lo ha hecho.

Antaño (y no hablo ni de 10 años), en España se pasaba el corte con 1200. Ahora hace falta 1300, como mínimo. ¿Es eso bueno o malo? El bowling es un juego de puntuación absoluta, pero relativa. Da igual jugar a 180 o a 230, lo importante es tirar más que el resto. Por ello, que se hayan subido los promedios de forma "artificial" es relevante y significativo, pero no es lo único importante. Buen ejemplo es el Florentino. El año pasado, Melvin logró una serie estratosférica en la clasificatoria con pistas difíciles (y esa misma semana se fue a Barcelona y lideró el Galasa, también, con todos los cracks de Europa)

En realidad, las subidas se han producido , sobre todo, donde la lógica y la estadística dicen que lo haría: en los promedios más bajos. Los jugadores más novatos o con menos conocimientos técnicos se han visto favorecidos (en el sentido meramente de aumento de promedio) por las mejoras técnicas. Bien, ¿y qué?

A Amleto Monacelli, por ejemplo, el surgimiento de las bolas poderosas le mató. Cuando a nadie le subía un carajo él la rascaba brutalmente y se creaba zonas imposibles. Años después, con los nuevos materiales, su ventaja física desapareció. Hay una certeza: el progreso y la innovación no van a frenarse. Por eso, nos irve de nada llorar. Así que más nos vale adaptarnos rápido.

Guillermo tiene razón cuando evoca a Jochi, que es capaz de jugar a 219 cinco partidas y tirar de su equipo incluso con bolas de bolera. Y la tiene al decir que la formación técnica es más importante que las bolas. Pero no creo que eso sea incompatible con tener el material más adecuado para cada condición de pistas. Yo, por ejemplo, invierto más en formación que en bolas a lo largo del año (creo). Y no uso bolas de gama alta, sino bolas de gama media o baja e, incluso, de segunda y tercera mano. Pero tengo muchas y variadas.

En España, por desgracia, tendemos hacia una homogeneización en el tipo de patrón. Pero da igual, como viví en propias carnes en Qatar o en Helsinki, e incluso en la Liga Nacional hace unas semanas, a veces hacen falta.

Como también hacen falta patrones duros y exigentes. En competiciones o en entrenamientos. Si te acostumbras a entrenar en condiciones extremas, jugar un patrón fácil es estupendo. Y en un bloqueo no bajas de 215. Por eso mismo elegí irme a Barcelona y no quedarme al Florentino. Económicamente la opción era (ha sido) un suicidio, pero a nivel formativo, espero, creo que ha sido lo correcto.

Si la nueva realidad de este deporte es que con bolas de altas prestaciones y patrones fáciles (como ya es habitual) hay que tirar 1.300 para meterse en los torneos, pues o los tiramos o no entramos. Por ello. no creo que haga falta tirarse de los pelos. La clave es mirar a medio y largo plazo.

¿Qué se consigue sólo comprando bolas "mejores"? Tirar más bolos en determinadas ocasiones. ¿Y bien? Los que ganan los torneos, pero sobre todo las Ligas y los Campeonatos suelen ser jugadores que dedican más recursos (no sólo financieros) a la parte técnica que a la tecnológica. Aquí, en Europa y en Estados Unidos. Con pistas fáciles en el corte de los 8 del Florentino estaban Machón, Javi Moreno, Melvin o Frouvelle.

No es necesario enfadarse. No es bueno para el nivel del bowling, estoy de acuerdo. Pero a nivel personal, el que quiera bolas potentes y patrones fáciles para llegar a casa contento por jugar a 200 tiene todo el derecho del mundo. El que quiera progresos técnicos para jugar a 200 en patrones difíciles, igualmente.

Las bolas "mejores " (no hay bolas mejores o peores, sino bolas con más prestaciones o menos) sirven para recortar diferencias, pero no obran milagros. Nadie con aspiraciones de triunfo debe renunciar a la tecnología y sus ventajas. En poco tiempo, y dado que las medias se están disparando, lo que va a cambiar no va a ser el material o las pistas. Cambiará nuestra mentalidad. En 1960 jugara 185 era estupendo. En 1990 jugar a 195 era estupendo. En 2010, el par ya no será 200, sino 210.

También es importante, al hilo de lo que decía Guillermo, tener en cuenta que lo mejor, en material de bowling, también es relativo y no absoluto. Cada jugador, por su idiosincrasia en el tiro, necesita un material concreto. Más agresivo, pulido, perlado o mate. Con un taladro u otro, con cambios de superfie, de núcleo o de cualquier cosa.

Jochi ha jugado a 219 cinco partidas con bola de bolera porque es un crack, pero no se le ocurriría, ni se le ha ocurrido nunca, hacerlo como primera estrategia. Martin Larsen y Robert Andersson dejaron y dejan cierto tipo de bolas para el internacional de Barcelona porque

a) vienen dos o tres veces al año a jugar a esa bolera

b) conocen la reacción típica en ese poliester

c) tienen tantísimas bolas que les sale mejor ir dejando bolas por países que cargarlas en los aviones.

Pacorro, por poner un ejemplo, debe de tener bolas ahora en Vigo, Madrid, Barcelona, Qatar y Polonia. Y puede que en Inglaterra también alguna.

Sin embargo, debemos tener cuidado en las comparaciones. Hemos hablado de Jochi, quizás el mejor jugador de la historia de España. y de Martin Larsen y Robert Andersson, varias veces campeones del mundo.

Nosotros no somos tanto. Si nos comparamos con los cracks que juegan todo el Tour Europeo o en la PBA no tenemos nada que hacer. Pero en Estados Unidos, como en Suecia y Finlandia, hay millones de paquetes jugando, y no pasa nada. Yo he jugado en varios países y hay gente de todos los niveles. Si sólo nos fijamos en los destacados, claro que parece otro mundo. Pero debates calcados sobre patrones fáciles (house) y bolas potentes se pueden ver en muchos foros norteamericanos. Orche, que es muy friki, los conoce bien.

¿Cuántos profesionales hay? Muy pocos. ¿Y jugadores que se coman todo el Tour Europeo o asiático? Pocas decenas, un porcentaje ínfimo de los jugadores totales.

Es verdad que debemos mejorar muchísimo, crear escuelas, formar monitores, centrarnos más en los aspectos técnicos, poner patrones más variados, crear formatos de torneos más atractivos y espabilar. Pero nuestros objetivos deben ser apropiados.

Al igual que no se puede pasar de 130 de promedio a 200 en dos meses, no podemos convertir un país "atrasado" en material de bowling en una superpotencia en pocos días. En los últimos 10 años muchísimas cosas ham cambiado. No las suficientes, pero si la crisis lo permite y no nos desviamos, todavía podemos hacer cosas grandes.

Debatir sobre si Florentino ha cambiado su filosofía o no me parece bien. El debate y la reflexión son sanos. Pero también lo es abrir la perspectiva. El que el Floro tenga pistas fáciles o difíciles no cambia demasiado. Es sólo un torneo al año. Yo apostaría por patrones menos fáciles (no tienen que ser imposibles. Este año, por ejemplo, el de Coruña era estupendo) y por formatos diferentes.

Pero lo que cambia las cosas es el trabajo diario. Y de ese falta mucho.

Yo no he perdido la esperanza. ¿Vosotros sí?