Una forma muy poco elegante (my fault) de resumir el espíritu general, pero bastante precisa. Cuando uno acude por primera vez a un torneo internacional, ya sea a jugar o a mirar, siempre ve muchas cosas que, luego, con el paso del tiempo y de los campeonatos, otros dejamos de ver.
Yo recuerdo perfectamente la primera vez que viene a Pedralbes, hace ya muchos años. Vine a jugar este mismo torneo cuando todavía era de parejas. Yo con Gonzalo García y Edmundo, su padre, con Paco López.
Recuerdo nuestra cara (Gonzalo y un servidor) yendo de una pista hacia otra persiguiendo a los rascadores. Sobre todo al Michael Sassen pre-lesión. Viendo, por primera vez, las cosas que una muñeca humana puede hacer. Paco y Edmundo no, claro. Ellos habían estado en europeos y mundiales y sabían perfectamente de qué eran capaces estas gentes.
Tambíén recuerdo perfectamente la primera partida. Hice 246. En la serie, por su puesto, no pasé de 1100. Pero es uno de los torneos que más he disfrutado.
No tengo ni idea de cómo estaban las pistas. si subían mucho o poco, pronto o tarde. Si eran para diestros o para zurdos. Ni quién ganó. Pero sé que me lo pasé genial, que aprendí muchas cosas y que algo se despertó en mí. Como dice la frase: una vez que has abierto los ojos, ya nunca puedes volver a dormir en paz.
Ahora ya van tres veces seguidas que vengo a Barcelona pero no juego. Veo todas las series, miro las zonas de juego, las bolas y quién tira bolos. Pero yo no lanzo.
Ahora, por suerte, puedo ir con toda libertad y preguntarle, grabadora en mano, a quien quiera mis inquietudes. Antes, no sabría decir si por falta de idiomas, valor o conocimientos, me callaba y me quedaba con dudas. Ahora no. Ahora estoy sentado junto a keith Hale, del Bowlers Journal y TalkTenPin a mi derecha y con K,T.Jensen, de la federación europea, a mi izquierda.
He entrevistado a jugadores y tengo apalabradas charlas con gente que de verdad sabe de esto. Pero, quizás., no disfruto de los torneos como antes. No hay sensación comparable a la de estar abajo, a la de sentir las miradas detrás, a la de tirar la bola y ver, en vivo y en directo, cómo palidece (en vueltas o velocidad) con las de Rash, Mack, Belmonte, Palerma o Larsen.
Por ello no tengo dudas. La próxima vez que venga, traeré las bolas. Eso han hecho Pablo Barriopedro, William Medellín, Juan Pablo Alonso, Chechu Ballesteros, Zurita, Sammy, Javi Moreno, Rayko o Manu. Por citar los que vienen de Madrid.
Quizás ninguno se meta en la final. Quizás sí. Pero lo han intentado, y la próxima vez que vengan a intentarlo ya no estarán tan pendientes (o más) de lo que hace Pete Weber en la pista de al lado. La única forma de mejorar es aprender, y para curtirse hay que jugar.
Y pocos lugares hay mejores que aquí. El patrón de esta semana es muy cabrón. El martes, después de la primera serie, parecía que el corte sería galáctico, pero va a ser que no. Es un patrón cabrón.
Es el clásico que desde fuera parece fácil, pues la bola sube, reacciona bonita y rompe bien. Pero... En cuanto te descuidas y relajas, deja de subir. En cuanto empujas, se cuela.
Los buenos se están metiendo, claro. Pero Weber, antes de sus dos 300, se marcó una serie de 1000. Belmonte ha necesitado 5 ó 6 para pasar de 1300 y así suma y sigue.
Sean Rash, uno de los tíos que más me ha impresionado tirando (lo hizo hace un porrón de años en Suecia la primera vez que le vi, pero lo ha hecho todavía más ahora), ayer tenía +120 en 4 y se marcó un 160 y un 150 en las dos últimas la marca de ricos.
Gross, que viene de ganar dos torneos seguidos y quedar segundo en San Marino la semana pasada, lleva muchos intentos y por ahora, los mocos.
Si hubiera que buscar dos palabras para definirlo sería fácil: dos díez. Porque es el split más repetido estos días por aquí .Y no pocas veces lleva al de regalo. Es cabrón porque los ajustes no son predecibles y no son fáciles. No sabes si moverte dentro o moverte fuera.
Montfort, en su magnífica serie, estaba muy muy por fuera. Como Paul Moor en la que acaba de terminar y en la que ha tirado 1367. Otros, como Larsen, Torgersen o Weber estaban más dentro. Pero todos deben estar finísimos.
El ejemplo claro de los ajsutes es Pete Weber, que pone 220 arriba pero con dos partidas de 300! En las otras mezcla 236 con 160 y 180. Muy irregular.
El corte ahora mismo sigue bajo. Quedan dos series, pero no tiene pinta de que vaya a ponerse por encima de los 1260. Si hay suerte no pasará de los 1262, que es lo que tiene Moi.
A ver cómo reaccionan las pistas. Va a ser divertido.
Se acabó la reflexión petarda.
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1 comentario:
Muchos espa�oles y quitando dos, el resto de paganinis.
La realidad es muy dura y el torneo muy caro.
La organizacion agradece el esfuerzo.
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